miércoles, 12 de marzo de 2014

EL TEMOR A LA PÉRDIDA DE TRABAJO SILENCIA LOS CASOS DE ACOSO LABORAL EN ESPAÑA

Comentario Inicial: El presente artículo pone en evidencia como el Acoso Laboral tiene la cualidad de mutar conforme las circunstancias del entorno se lo permiten, y adicionalmente, cada vez lo hace con mayor perversidad. En la medida de que la precariedad del empleo siga afectando a nuestros países el Acoso Laboral mutará y asumirá características cada vez más inhumanas. Este flagelo requiere ser tratado como un problema de salud pública.

Pese al aumento de la precariedad, las asociaciones languidecen por la falta de casos.

La crisis hace que germinen los aliados del acoso laboral: el miedo a ser el próximo, el posible carpetazo a las carreras profesionales

Una mujer deprimida / Flickr: Michael Summers
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"Hasta hace poco tenía dentro de mí sus gritos y sus voces y revivía todo lo que había vivido, como en un flashback". El testimonio es de José (nombre ficticio), y su experiencia traumática ocurrió en su puesto de trabajo. José fue víctima de acoso laboral, un mal que, aupado por la situación de crisis y precariedad, crece en silencio dentro de España. 
Desde enero de 2013, ACAL (Acción Contra el Acoso Laboral) ha visto como su actividad se reducía a la mínima expresión. Los casos de mobbing aparecen con cuentagotas, los que se encuentran en pleno proceso, se diluyen, y los afectados prefieren no seguir con el proceso de denuncia. La crisis ha traído el miedo a perder el empleo, y este temor ha acabado por implantar la ley del silencio. "La gente debe estar aguantando lo indecible para conservar los puestos de trabajo. Se ha reducido la actividad de la asociación prácticamente en un 98%", explica a ZoomNews María Esperanza Hernández, psicóloga de ACAL. "Sólo llegan situaciones muy extremas y desesperadas. Y llegan los que tienen algún tipo de recurso o seguridad, como un funcionario", agrega.
La crisis ha traído el miedo a perder el empleo, y este temor ha acabado por implantar la ley del silencio.

Hernández realiza un análisis desolador y explica cómo en los últimos años, coincidiendo con la crisis, se está produciendo una paulatina extinción de estas asociaciones. "Ahora mismo estoy trabajando en un informe de una mujer en Murcia pese a que yo vivo en Madrid, ya que ella no encuentra asociaciones en su zona", explica la psicóloga.
Recientemente, Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá, situaba en un 40% el aumento del acoso laboral en España desde el inicio de la crisis. Un dato, sin embargo, difícil de confirmar por el silencio que guardan muchas de las víctimas.
Más allá de los problemas causados por la crisis, como el miedo a perder el empleo y a la precariedad, desde ACAL subrayan la negativa influencia que puede haber supuesto la reforma laboral del Gobierno. "Ahora es más difícil identificar el acoso laboral. La reforma permite, por ejemplo, el cambio de funciones a la baja de un trabajador. Una situación que antes servía como síntoma", explican.
La tapadera
José tardó en darse cuenta de que sufría acoso laboral. Desde que comenzó a sufrir una serie de situaciones de violencia de baja intensidad (errores que inventaban sus acosadores, rumorología...), este trabajador sufrió varias fases, como la negación e incluso el sentimiento de culpabilidad. Todo cambió cuando comenzó a ojear un libro sobre mobbing y descubrió que su situación encajaba perfectamente en el perfil que se daba en el escrito.
"Todo empezó por negarme a una serie de chanchullos en la empresa", explica y es que el mobbing, muchas veces resulta sólo "la punta del iceberg en comportamientos ilícitos en las organizaciones". José cita el ejemplo del caso GürtelEl Ayuntamiento de Boadilla fue condenado recientemente al pago de 94.000 euros a una funcionaria, testigo de la trama, por acoso laboral.
José denuncia que algunas empresas incluso llegan a tener expertos en este campo: "En algunos sitios utilizan acosadores profesionales cuando un trabajador les incomoda. Es una situación que se ha agravado con la crisis".
Un mundo laboral cerrado
La crisis hace que germinen los aliados del acoso laboral: el miedo a ser el próximo, el posible carpetazo a las carreras profesionales... "Se entra en una dinámica del terror entre aquellos que piensan que van a ser los siguientes y guardan silencio ante el acoso de un compañero", explica José.
"La gente debe estar aguantando lo indecible para conservar los puestos de trabajo. Se ha reducido la actividad de la asociación un 98%", indica una asociación.

Por otro lado, en algunos ambientes laborales concretos y en determinados niveles, el acoso puede suponer un final en la carrera. "Una ejecutiva, víctima de acoso laboral, me contaba recientemente que en su mundo está acabada, porque su caso ha sido muy sonado y su ambiente es muy concreto", explica Esperanza Hernández. "Algunos acosadores incluso pueden llegar a ponerse en contacto con los nuevos empleadores para difundir rumores sobre su antigua víctima, y el acoso pasa a su nueva empresa", agrega.
"Hay gente que no puede con la presión del proceso y tira la toalla. Hace poco, un chico que ya había pedido un informe pericial, aprovechando que estuvo de baja una semana, hizo 10 o 15 entrevistas de trabajo para poder dejar su actual puesto", señala la psicóloga de ACAL.
Sin embargo, desde esta asociación lamentan que pese a que el acoso laboral haya sido estigmatizado, en muchas ocasiones las empresas sigan haciendo oídos sordos. "Muchas veces las herramientas que se utilizan para medir el acoso no sirven, son protocolos fraudulentos. Es como si para medir la temperatura utilizásemos una veleta", indican. Una sordera que se suma al silencio de un mal que sigue siendo un tabú y, muchas veces, un misterio.
Fuente: zoomnews