La violencia en el trabajo en
cualquiera de sus manifestaciones (violencia física, acoso sexual o acoso
laboral) hoy en día es más común de lo que se percibe, al punto de que en
muchas organizaciones este enemigo oculto atenta contra el bienestar laboral y
la salud individual de los trabajadores que son víctima de ella.
En cualquier escenario donde
estemos analizando el bienestar laboral y la salud y seguridad en el trabajo,
todo los esfuerzos e inversiones que se canalicen hacia la prevención primaria
serán altamente positivos en términos de clima organizacional y productividad,
así como, altamente rentables en términos financieros.
Cuando una organización, sea pequeña,
mediana o grande, se compromete a diseñar y desarrollar un Protocolo de Prevención
de Violencia en el Trabajo, está realizando una apuesta institucional en pro
del bienestar laboral y se compromete de forma expresa con la protección de la
salud de cada uno de los trabajadores de esa organización.
Como se dijo al principio, la
violencia en el lugar de trabajo, ya no puede ser vista como un riesgo
emergente, sino por el contrario, debe abordarse como un “riesgo presente”. La
realidad mundial apunta a que la crisis, la precariedad en el empleo, los
entornos convulsos y otras variables han influido de forma importante en el
aumento sostenido de los índices asociados a la identificación de riesgos
psicosociales como el estrés laboral y el acoso laboral en las organizaciones.
Ahora bien, si la organización
cuenta con un Protocolo que define de forma clara y precisa el camino a seguir cuando
la violencia en el trabajo hace su aparición, se cuenta con una herramienta
valiosa que va a permitir resolver la situación sin que las personas
involucradas se vean afectadas negativamente y la organización afianza su compromiso
con el bienestar laboral, además de permitir resolver la situación “in Company”
con las ventajas que este tipo de resolución conlleva.
Por último, es importante
resaltar que la violencia en el lugar de trabajo y específicamente los riesgos psicosociales
como el estrés laboral y el acoso laboral siguen teniendo hoy en día una marcada
tendencia a aumentar, trayendo consigo sus nefastas consecuencias individuales
y organizacionales. Por ello, la recomendación siempre será actuar dentro del
marco de la prevención primaria y diseñar un Protocolo de Prevención que este
en concordancia y congruencia con los valores organizacionales y se adecue a la
realidad de cada empresa.
En fecha próxima nuestra
organización dictará un curso de ¿Cómo elaborar un Protocolo de Prevención en
la Empresa? y todos los interesados puedan enviar un correo a yanes.asociados@gmail.com para
suministrarles mayor información al respecto.